jueves, 8 de septiembre de 2011

Otro comienzo



Estimada y desconocida tutora:

      Ya queda poco para volverme a enfrentar, otro año más, a la incertidumbre, a los desasosiegos de cada curso. El curso pasado no fue malo para nosotros y me da pereza volver a empezar de nuevo. Mi hija va a cumplir 16 años y está en el centro desde los 6. En todos estos años han pasado por su vida muchos profesionales, demasiados. Algunos muy competentes, otros no tanto. La mayoría por no decir todos con buenas intenciones y escasa experiencia. Para colmo no sé si seguirá con los mismos compañeros o por fin cambiará de clase como propuso su tutora del curso pasado (que por cierto no estará en el centro porque era interina o algo así y la mandan a otro sitio). Esos líos administrativos no los entiendo. 

      A veces, medio en broma, mi marido y yo jugamos a adivinar el tipo de maestra o maestro que será. ¿Querrá decirme lo que tengo que hacer para que mi hija no tenga "problemas de conducta" como si yo fuera nueva en esto y no supiera nada? ¿Será como aquél que me decía que mi hija era muy floja porque no quería hacer las fichas? ¿O como esa que quería que me llevara a la niña del cole porque estaba muy nerviosa?. 

      También recordamos a las personas que supieron ayudarnos en la educación de nuestra hija, las que nos escucharon sinceramente, nos dieron su opinión y respetaron la nuestra. No nos hicieron sentir culpables sino acogidos cuando nuestra niña montaba una pataleta o no quería hacer alguna actividad. Las que nos explicaron porqué actúa así nuestra hija pero no nos culparon de todo sino que nos orientaron para avanzar.

       Esa es la tutora que quiero para mi hija. Comprendo que estoy un poco quemada con el tema pero son demasiados cambios, demasiada gente con muchas ganas pero muy poca experiencia en el trato con los padres. En la carrera deberían estudiar más sobre este tema porque los padres de niños especiales necesitamos orientación, apoyo y comprensión. Yo no opino sobre temas técnicos pero sí quiero estar informada y recibir orientaciones útiles para el día a día. 

     Al centro le pido que garantice la continuidad del trabajo de otros años y que yo sepa antes de empezar el curso dónde y con quién va a estar mi hija.
      
       A los padres les pediría  que se expresen, que hablen, que pidan ayuda si lo necesitan y que intenten colaborar con los profesionales que atienden a sus hijos, porque así podremos todos aprender unos de otros y evitar las dudas que tienen algunos padres sobre la atención que sus hijos reciben el el cole.

Carmen Benavente

miércoles, 7 de septiembre de 2011

Cuando nadie me ve...


Cuando nadie me ve puedo ser o no ser, pero cuando llego a una consulta siempre soy el mismo, un personaje con una etiqueta que se ve fragmentado y el de enfrente me intenta recomponer. El desconocimiento es tan peligroso como un avanzado conocimiento que todo lo justifica, y os olvidáis que somos niños que un día nos paramos por circunstancias que solo justifican nuestras patologías, y en algunos casos ni eso, y que seremos niños durante mucho más tiempo que ningún niño. Nuestro DNI engaña, porque marcamos una edad de nacimiento y otra de acciones, llamada madurez, que registra que necesitamos jugar, achuchar, ser queridos, rodarnos, experimentar, caernos, llorar y reir… Cambiamos las experiencias de la vida por una apretada agenda de especialistas o terapeutas que aconsejan a nuestros papás que se conviertan en una prolongación de ellos mismos, es decir, que por si la terapia se queda corta que la continúen en casa.  ¡Ufff! ¡Qué tedio!

Creo que deberíamos llevar una lupa para ver lo que se esconde detrás de lo que creemos ver. Un cristal que nos ampliara las patitas de las hormigas del césped, las raíces de las plantas, mis giros y volteretas. Pero no existen lupas para escudriñar mis sentimientos y ver qué habita tras mis gritos, mis llantos o mis risas. Esos impulsos feroces que me fuerzan a elegir un camino u otro, y en plena confusión, me obligan a tomar decisiones. Como la de elegir un color u otro, un juguete u otro, a papá o a mamá. Me pregunto por el impulso que nos lleva a elegir ir al patio por el pasillo de la izquierda o por el de la derecha, cuando las indicaciones son las mismas. Volver atrás, desandar lo andado, buscar un cambio de sentido para regresar donde se desdobla el camino es algo que se os olvida a los mayores, decidir en definitiva, crecer mirando hacia adelante y por caminos alternativos.

Mariagomez

martes, 6 de septiembre de 2011

Aprendizaje en movimiento


"¿Cómo puede ser esto así?"
"¿Es posible que un parque infantil haya este tipo de material?"

       Sí, convéncete, lo que tus ojos están viendo no es producto de tu imaginación, es real. En esta ciudad centroeuropea, en los parques públicos, en esos en los que los niños pasan tardes jugando hay conos giratorios, plataformas, camas elásticas y barras con el suelo desnivelado. Materiales dirigidos a la estimulación a través del movimiento (estimulación vestibular científicamente hablando): giros, volteos, rotaciones, cambios de sentido, equilibrio,...Todo ello para facilitar el descubrimiento y el control del propio cuerpo tan necesario en edades bien tempranas.


   
      Antes este tipo de conocimientos los adquiríamos inconscientemente tirándonos por cuestas, subiéndonos a árboles, rodando por el suelo. Ahora en las ciudades, incómodas y llenas de peligros, los espacios para los niños son pequeños, pocos y están mal equipados. El cambio del estilo de vida de la sociedad no ha asumido la transformación de las estructuras, lo que ha limitado el desarrollo de ciertos aprendizajes, sobre todo los relacionados con el cuerpo y el movimiento. Niños que cada vez pasan más horas en el interior sin hacer ningún tipo de actividad física, niños que, con o sin discapacidad, verán mermado su desarrollo psicomotor en cada una de nuestras ciudades.

          Miremos atrás y parémonos a reflexionar por un instante qué habría sido de nuestra infancia sin unos leotardos rotos, sin unas piernas llenas de rasguños, sin los chichones causados por locas carreras en cuestas imposibles,...La infancia necesita más que nunca de todos esos accidentes, de esos espacios y materiales. No limitemos más el desarrollo de los pequeños, ya es hora de ponerse a correr, saltar, girar,...

Carmen Hidalgo